¿QUIÉNES SOMOS?

APANOT es una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a la recogida, rehabilitación y reinserción de animales abandonados o maltratados, entre otras labores, en el municipio de Icod de los Vinos, Tenerife.

Llevamos más de 20 años desempeñando esta labor afincados en Llanito Perera. Un enclave natural con un paisaje privilegiado que nos permite disfrutar la de naturaleza en compañía de nuestros peludos

Nuestra asociación se compone íntegramente de gente voluntaria que dedica su tiempo libre, ilusión y esfuerzo para sacar a estos animales adelante. Colaborando de manera activa en este y otros proyectos de protección animal.

Contamos alrededor de 150 animales entre perros y gatos en nuestras instalaciones siendo un “Refugio Sacrificio Cero”. Ningún animal que entre en nuestras instalaciones será sacrificado bajo ningún concepto a no ser que, un veterinario o un etólogo lo determine por causas de fuerza mayor.



CONDICIONES DE ADOPCIÓN

Todos nuestros animales se dan en adopción de la siguiente forma:

- CONTRATO DE ADOPCIÓN: En él, te responsabilizas del animal, de todo tipo de cuidados y de que en caso de cualquier modificación te pondrás en contacto con el refugio.

- PAUTAS DE VACUNACIÓN Y DESPARASITACIÓN COMPLETAS.

- CHIP IDENTIFICATIVO OBLIGATORIO.

- ESTERILIZADOS. En caso de ser un animal de edad inferior, se firmará compromiso para la realización de la cirugía en una de las clínicas adheridas. (Incluido en cuota de adopción).

- SEGUIMIENTO DE ADOPCIÓN. El adoptante estará en contacto con el refugio para informar del estado del animal dando el consentimiento de este.

- DONATIVO. Cuantía de 100€ en concepto de costes veterinarios.

En caso de que el animal esté considerado PPP (Potencialmente Peligroso) por su raza o características físicas, deberá salir con Licencia Obligatoria y Seguro de Responsabilidad Civil a cargo del adoptante.

Previamente se debe rellenar un cuestionario de adopción para que el personal del refugio valore la adopción.


VITO, ¡adoptado!

VITO llegó a APANOT en agosto de 2011. Lo habían dejado atado en el árbol que está por fuera de la protectora, junto a su compañera de fatigas, Susi, físicamente parecida a él pero totalmente blanca, y de las mismas dimensiones.

De tamaño extra grande y con un corazón directamente proporcional a su corpulencia, VITO estuvo poco tiempo en un jaulón, ya que su extraordinario equilibrio, su carácter impecable y sus dotes para defender y proteger a todos sus compis, enseguida saltaron a la vista. Así que pronto gozó del privilegio de vivir suelto, y los jaulones los veía desde fuera. Su misión, velar por todos los peludos de APANOT.

Pero el papel de VITO en el refugio iba mucho más allá de ser simplemente el mejor cuidador. Él se ganó el premio al mejor padre, al mejor abuelo, al mejor amigo, al mejor hermano, ¡al mejor! Compartía ratos con grandes, con pequeños y con cachorros, pero especialmente con su gran amigo y compañero fiel, Hércules.

VITO no era el favorito de nadie, simplemente porque VITO era el favorito de todos... El que nos daba la bienvenida, el que nos despedía, el que compartía con nosotros todo, y el que se comía los codos de nuestros bocatas. El que había aprendido solito a ser obediente, a sentarse, a esperar su turno y a colarse en el corazón de absolutamente todos nosotros. Era perfecto porque sí, desde siempre, sin habérselo enseñado.

VITO ya feliz en su casa
Hoy, en la jornada de voluntariado, APANOT amaneció sin VITO. El vacío se respiraba en el ambiente, y es que VITO ocupaba demasiado... Un espacio que posiblemente nadie ya pueda llenar, y que ahí quedará para siempre en forma de momentos, de recuerdos.

Y aquí, mientras nosotros hablamos de vacíos y de huecos, VITO está repochado de lo más feliz en su casa, en su hermosa terraza, rodeado de un gigantesco jardín, de más hermanitos perrunos y gatunos, y hasta de aves. VITO se nos queda cerquita del refugio, con una fantástica familia alemana amante de los animales, donde el respeto hacia los peludos es una lección que no necesitan aprender, porque les viene de serie y les nace del corazón.

Echar de menos es inevitable, pero jamás debemos olvidar que la lucha por su bienestar acaba justo así, y que ésta es la recompensa a todo el esfuerzo que Karmen, Nils, los voluntarios y todos los seguidores de APANOT realizan cada día con tanto empeño, ganas e ilusión.

Y nos despedimos del emblema de APANOT contentos, porque los finales como éste son un gigantesco impulso para continuar.

¡A SER FELIZ!