Hay historias que se sabe cuando comienzan pero nunca se sabe cuando
acaban, por suerte, podemos decir que ésta, TU HISTORIA, no es una de ellas…
Todo comenzó el 18 de noviembre de 2012, una mañana lluviosa, el refugio
"patas arriba", todos los perros alborotados y allí estabas tú,
acostada en el frío cemento, hecha un ovillo, sin apenas importarte lo que te
rodeaba. Llamabas la atención en silencio, desprendías tristeza, lástima,
angustia...
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18 de noviembre de 2012, un instante que cambió tu destino |
Patry y Claudia, dos de las voluntarias que habitualmente subían al
refugio los domingos, no dejaban de mirarte mientras se preguntaban qué
podrían hacer por tí y si estaba en sus manos el hacerte un poquito más feliz.
A falta de 7 días para la Quedada Podenca de Buenavista organizada por SOS
Peludos, pidieron permiso para sacarte de Apanot y dar la oportunidad de que
te conocieran.
Aquel sábado, 24 de noviembre "dejabas atrás" el
refugio, al menos un ratito, lo suficiente para saborear el cariño, la ternura,
la delicadeza y el aprecio con el que te trataron las chicas en su casa. Allí
estabas, con aquel collar trenzado rosa y violeta que más tarde se haría tan
conocido, acostadita en la cama esperando para el ansiado paseo. Mientras
tanto, sin que tú lo supieras, llegaba un correo electrónico al mail de Apanot
en el que se interesaban por tí. ¿Qué tal te portarías con los niños? ¿Cómo
eras?... ¡¡Por fin tenías un adoptante!! Aunque hubiéramos querido ocultar algo,
no había nada malo que decir de ti, eras una princesa.
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El famoso cartel que vimos por toda La Laguna |
Amanece el 25 de noviembre de manera poco usual, con una grave alerta
meteorológica por fuertes lluvias, que provocó la suspensión del evento. Como
ya estaba todo organizado y habíamos quedado para ir juntos, decidimos
aprovechar la salida y estar un rato en el parque de perros de San Benito. En
el maletero estabas tranquila pero ya habías hecho alguna que otra peripecia
para soltarte sin que nadie se diera cuenta. Una vez se abrió la puerta, diste
un salto fuera del coche, miraste a tu alrededor ante el nerviosismo de Patry y
Claudia y asustada echaste a correr a pesar de ser una podenca
"gordita". Eran las 9 de la mañana, en ese momento llegaban al parque
el resto de los que habían quedado allí e inmediatamente comienza la primera
carrera, desde la puerta de acceso al parque de perros hacia la carretera
general, dirección Tacoronte. Estaba lloviendo, se te pierde la pista justo
antes de la rotonda del aeropuerto.
Mientras tanto en Apanot otro grupo de voluntarios se encontraban
haciendo las rutas y paseos habituales cuando recibimos una llamada: "¡Big
Mum se ha escapado!". Una mezcla de incredulidad y nerviosismo recorrió nuestros
cuerpos, era inimaginable verte huyendo, cuando pasearte era lo más relajante
de la semana.
Esa misma tarde, una vez terminadas las labores en el refugio, decenas de
personas iniciaron tu búsqueda por La Laguna: conocidos, amigos, voluntarios, e
incluso Karmen y Nils, cuya magia esperábamos que lograra calmarte. Las primeras horas recibimos centenares de llamadas, te veían por la zona
de Alcampo, Vía Ronda, Padre Anchieta, norte y sur de la isla... ¡¡Menuda
eras que estabas en todos lados a todas horas!!. La búsqueda se prolongó hasta
la noche, hasta que la lluvia se convirtió en un peligro, pero no queríamos
irnos, no éramos capaces de dejarte sola, no podía ser que lo que pensábamos
que nos llevaría unas horas fuera a pasar a más, y tanto que fue así. No
quedó más remedio que darte las primeras “buenas noches”.
El lunes por la mañana desde primera hora se retomó tu búsqueda, por
suerte tus mamis de acogida estaban de vacaciones y a medida que pasaba el día no paraban de
unirse muchísimas personas. No cesaba de llover, pero aún empapados, hicimos
que toda La Laguna supiera quién era BIG MUM. Al mismo tiempo, a través de ese
mundo paralelo que es Facebook, iniciamos una campaña masiva de difusión,
solicitando que estuvieran pendientes, que nos dieran cualquier dato sobre ti. Las
primeras pistas te situaban en diferentes zonas: Trinidad, San Benito, Juana la
Blanca, Marques de Celada... No había calle por donde no pasaras corriendo, sin
parar, asustada. Bien corrimos ese día bajo la lluvia, correa en mano y
siguiendo las pistas de las llamadas telefónicas o de gente que nos gritaba por
dónde ibas. Así, día tras día durante la semana más lluviosa del año, tras terminar
la jornada laboral, nos tocaba chubasquero, calzado deportivo y móvil a tope de
carga.
Por internet, hablando, filosofando, maquinando, se nos iban ocurriendo
ideas (a la larga un poco absurdas pero no sería por ganas de intentarlo). Unos
compraban redes, otros seguíamos caminando toda La Laguna buscándote, pegando
carteles y preguntando a toda persona que nos encontrábamos.
Los primeros días de búsqueda se repetía siempre el mismo patrón; te
buscábamos incansablemente durante más de 8 horas, empapados bajo la lluvia,
corriendo y vigilando el móvil continuamente para no perder ni una sola señal
que pudiera llegarnos a través de una llamada o de un comentario en la red.
Aún creíamos que nos llevaría un par de días hacerte volver, pensábamos
que en cuanto nos vieras de cerca a nosotros o a alguna de tus compañeras
peludas del refu (que también participaron en las búsqueda), nos dejarías
acercarnos y ponerte de nuevo esa correa con la que tanto te gustaba pasear.
Hicimos mil planes, ideamos mil estrategias, en nuestra cabeza todas eran
geniales, pero fueron fallando una a una. Nos fuiste demostrando que eres una
auténtica superviviente.
Estuviste dando vueltas por la misma zona en la que decidiste empezar tu
aventura, San Benito. Pasabas por la antigua estación de guaguas, el parque, de
vez en cuando bajabas hacia la Trinidad, pasabas por la calle San Juan, nos
hiciste caminar mucho bajo la lluvia. Poco a poco ibas conociendo mejor la
zona, no te alejabas demasiado y aprendiste por dónde podías atravesar para
perdernos de vista.
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Tan cerca y a la vez tan lejos. |
Una mañana mientras te buscábamos, desde lejos te vimos dentro del jardín
de una casa de San Lázaro. Intentamos acercarnos con Tota, tu compañera de
jaulón, pero al darte cuenta, te asustaste y echaste a correr. La dueña de la
casa nos confirmó que la noche anterior habías dormido allí. Esa misma noche te
pusimos un sedante en la cena que jamás te comerías, ya no te fiabas, al vernos
consideraste que tu primera residencia temporal ya no era segura, por suerte no
variaste tu ruta de paso por la Iglesia de San Lázaro.
Seguían viéndote transitar por esa zona, y también recibimos
noticias de que Pérez Ortega era habitual en tu ruta. Así que intentando
adelantarnos a tus pasos, trazamos el recorrido que creímos que hacías y te
esperamos. Un grupo de aproximadamente 20 personas se organizó para cubrir las
diferentes zonas por las que pasarías y en las que podríamos por fin atraparte,
pero una vez más pasaste corriendo sin poder hacer nada para frenar tu
huida. Esa noche fue de las primeras veces que te vimos enfadada, en
cuanto nos interponíamos en tu camino nos embestías emitiendo un
intenso gruñido que hacía que nos quedáramos paralizados.

El puente que conecta Pérez Ortega y San Lázaro era un punto clave en la
ruta, por lo que ideamos una pequeña emboscada. Eran alrededor de las
23:00 cuando recibimos una llamada desde la gasolinera BP; "¡¡Estamos viéndola!!
Sube pegada al arcén de la autopista en dirección Pérez Ortega."
Rápidamente nos organizamos; una persona escondida entre la maleza a cada lado
del puente, varias personas con una red en la plaza de la iglesia y el resto
por la carretera general, por si algo salía mal, ver qué dirección tomabas. Apenas
tres minutos después de haber colgado, se empieza a escuchar el sonido de tus
pezuñas rozando el asfalto mientras trotas, como siempre, sin prisa pero sin
pausa. Esa noche quedó demostrado que si cruzamos las miradas empieza la
fiesta. Tu paso se acelera mientras las personas situadas en el puente intentan
acorralarte, ¡pobres ilusos!. Sacas fuerzas y embistes a quien se interpone en tu
camino, a pesar de intentar seguirte sabemos que en cualquier esquina
volverás a perderte.
Tuvieron que pasar algunos días hasta que volvimos a tener alguna noticia
tuya. Una vecina de San Lázaro nos informaba que te había visto varias noches
en la pequeña finca que tenía detrás de su casa. Nada más recibir el aviso, y
sobre las 6 de la mañana, algunos decidieron ir a buscarte, ya hacía días que
no mirábamos el reloj, lo importante era encontrarte fuera la hora que fuera.
Estabas allí, aún dormías, pero bastó el leve crujir de una hoja al pisar, para
que salieras de nuevo corriendo, estabas tan cerca…
Empezamos a tramar un nuevo intento ya que seguías yendo a dormir a ese
mismo lugar donde te sentías segura. Probablemente, este plan que te vamos
a contar, y del que tú solo conoces una parte, es de lo más impresionante que
vivimos en estos siete meses, aunque tampoco funcionó…
Hicimos un plano de la finca donde dormías. Reclutamos el mayor número de
personas posible, incluso hablamos con los dueños de la casa para que nos
permitieran invadir su espacio durante algunas horas. Allí estábamos, en la antigua estación de guaguas de San Benito, vestidos
de negro y cargados de cuerdas, linternas y mucho abrigo. Esa era la noche, o
al menos eso queríamos pensar.
Dividimos los puntos clave, cada uno tenía una misión para que no fallara
nada. En la parte baja de la finca se colocó una gran red, que sostenían los
más fuertes del grupo, ya que contábamos con que tu embestida en la huida sería
potente. Teníamos también una inyección preparada con un sedante para
tranquilizarte en cuanto cayeras en la red. Desde la parte alta de la finca, en el camino del tornero, tres de
nosotros entramos a oscuras, metiéndonos entre las huertas, había
llovido sin parar durante días, por lo que el barro cada vez nos hacía
más difícil avanzar. Estaba oscuro, sin apenas luz por la que
guiarnos, sin ver donde pisábamos, pero con la esperanza de llegar hasta abajo,
y hacerte correr hacia la red. Cuando por fin llegamos a la zona de pencas en
la que te habíamos visto dormir, no estabas, pero pudimos escuchar cómo te
movías alrededor de nosotros, gruñendo y esquivándonos. Tras algún que otro
susto decidimos abandonar. Saliste por la parte alta de la finca y en esas
condiciones era imposible seguirte. Cuando le pedimos a la señora que
encendiera las luces para poder salir de aquel laberinto de plantas y rejas,
pudimos ver tus huellas aún grabadas en aquel suelo mojado. ¡Que cerca habías
estado "gordita"! La impotencia de nuevo nos hacía irnos a casa mojados,
con barro hasta las rodillas, pero sobre todo con la tristeza de poder sentirte
y no poder transmitirte el motivo por el que estamos ahí, todos los días, a
todas las horas. .
Por tu seguridad y aunque muchos no lograran entenderlo, el día 3 de diciembre "suspendimos" la búsqueda de
manera temporal. Queríamos recuperarte pero ante todo que siguieras viva, por lo que creímos
prudente relajar el acoso al que estabas siendo sometida, dejándote a tu aire
para que siguieras confiando en la seguridad de la zona por la que te estabas
moviendo. Esta suspensión no fue real, no queríamos perderte de vista, los
voluntarios seguíamos haciendo rondas pero sólo para verte y saber
que seguías allí. Se había generado muchísima expectación con tu desaparición,
y más de uno te puso en peligro intentando hacerse el héroe.
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Via de Ronda, Las Mercedes |
Por esas fechas habías decido darte una vuelta para descubrir una nueva
zona: la Vía de Ronda, nos habían informado de que te vieron rondando Camino de
Las Mercedes y aunque muchas veces lo pusimos en duda, ¡¡allí estabas!!. Te
veían paseando por los alrededores del Museo de la Ciencia y el Cosmos, coger
la Vía de Ronda y seguir hasta el Camino de Las Mercedes. Es una zona
tan transitada por coches que temimos seriamente por tu seguridad, te veíamos
pero no podíamos correr el riesgo de que te asustaras y salieras corriendo
hacia la carretera.
El 9 de diciembre, cuando la mayoría de los voluntarios se encontraba en
el refugio, recibimos una llamada que avisaba que estabas en ese momento en la
Vía de Ronda. Como pudimos, despacio y sin hacer mucho ruido, conseguimos parar
el coche a tu lado pero nos viste y sin que saliéramos del coche, adivinaste
nuestras intenciones, de nuevo te entró el miedo y saltaste hacia unas huertas
que conectan con la parte trasera a la Plaza del
Cristo. Rápidamente volvimos a dividirnos para intentar alcanzarte
por donde ibas a salir, pero al llegar a la Plaza del Cristo nos encontramos
con que se celebraba una carrera, y justo ahí se encontraba ubicada la línea de
meta. Habiendo en ese momento unas 100 personas, dimos por supuesto que te
asustarías y buscarías otro camino. Pero de nuevo nos equivocamos, de allí, de
entre la multitud, saliste tranquila, andando con calma aunque mirando hacia
atrás, como disimulando, a ver si nos habías
perdido. Esto nos hizo pensar en una nueva variable que no estábamos teniendo
en cuenta, sabías exactamente quienes te seguíamos, no éramos desconocidos,
nos distinguías de entre las decenas de personas que estaban ahí aquella tarde,
nos lo estabas poniendo muy difícil.
Creemos que es el momento de descubrirte cual era el material que siempre
había en el maletero de cada uno de nuestros coches (en algunos aún sigue):
linterna, red, tenis, bufanda, suéter y gorro, cargador de móvil para el coche
y, por supuesto, una correa, había que estar siempre preparado para el toque de
corneta. Éramos el espectáculo de los viandantes y el terror de las señoras que
agarraban sus bolsos con fuerza cuando pasábamos por su lado.
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Nos demostraste ser una completa superviviente |
Aquel 28 de diciembre quedará grabado en
nuestra memoria. Tras varias horas rondando La Laguna en coche, algunos se
retiran mientras otros, bastante desanimados por llevar varios días sin verte,
nos quedamos en las afueras del parque soñando lo que podría ser y no era.
Estábamos a unos 200 metros de la puerta del cuartel de la Guardia Civil de San
Benito, cuando sin mediar palabra, uno de nosotros empieza a tartamudear y dar
golpes al resto señalando la puerta. Vemos un pequeño bulto que se adentra en
el cuartel, ¡estás dentro!. Arrancar el coche e ir a todo gas hacia la puerta
podría parecer parte de una película de ciencia ficción, pero fue real. La
idea era cerrar la puerta y encerrarla en cuartel, ya veríamos que tipo de
explicación le daríamos a la benemérita más tarde. BIG MUM, esa noche no fue la
noche (una vez más), ya que el agente que estaba de guardia prefirió espantarte
haciendo aspavientos en dirección a la calle. Con una mezcla de ira, rabia e
incredulidad optamos por seguirte con los coches pero tan bien nos conoces que
al llegar a tu altura tu velocidad aumenta, acabas metiéndote en zona peatonal
y te perdemos.
Impotentes y muy enfadados nos dirigimos al cuartel de la benemérita de
nuevo. Desde los primeros días y nada más entrar en su oficina, tienen un
cartel tamaño folio con tu foto y los datos de contacto, pero el agente hizo
caso omiso y al espantar a un animal asustado en una zona tan transitada como
la rotonda de la Guardia Civil de San Benito, además poner en peligro la vida
de éste y también corrió riesgo la integridad de los conductores. Al estar la
puerta cerrada y tocar varias veces, sólo encontramos silencio, un silencio que
se interrumpió después de media noche para cantar un cumpleaños feliz, otro de
los tantos que celebramos a la intemperie.
Y llegó el 31 de diciembre, nadie podía
esperar un mes antes que siguieras en la calle, pero allí estabas. No sabemos
si fue porque ya era una rutina o porque muchos no podíamos soportar que una
noche así estuvieras por ahí, sola, con frío y bajo el sereno típico lagunero, pero
varios voluntarios decidimos compartirla contigo, aunque no estuvieras presente
nos podíamos sentir acompañándote, ya lo teníamos decidido, cambiaríamos de año
junto a la Ermita de San Lázaro, las uvas en vasitos de plástico, cava en frío,
todo preparado. Unos minutos antes de la cita, los primeros que llegan dan la
voz de alarma: “¡BIG MUM está en la Carretera General, llegando a la Guardia
Civil!”, sin embargo hiciste gala de tu habilidad para esquivarnos y, de nuevo,
te escabulliste por alguna calleja. Finalmente con la radio puesta oímos las
campanadas, y entendimos tenía que ser en 2013 cuando volvieras con nosotros.
De nuevo organizamos una patrulla el día 4 de
enero para intentar que estuvieras de vuelta en el refugio como regalo de
reyes. Al ser época de vacaciones para muchos de nosotros, conseguimos reunir a
un buen grupo de gente que con todas sus esperanzas combatieron el duro frío
lagunero durante horas. Tras varias rondas sin tener ninguna pista sobre ti,
hicimos uno de esos pequeños parones que nos daban fuerza para continuar, un
buen chocolate y unos trocitos de bizcochón amenizaban ese breve ratito de
descanso que teníamos para compartir con los compañeros, antes de volver
a la difícil tarea de localizarte detrás de cada coche, de cada contenedor,
recorriendo cada calle…
Nos pusimos de nuevo en marcha sobre la 1 y
media, casi sin esperanzas y con el frío metido ya en los huesos. Al doblar la
esquina al final de la calle, una sombra en el Camino del Tornero hace
saltar todas las alarmas, ahí estabas, escondida, mirando hacia el coche y
esperando a ver qué dirección tomabas. Empezaron las carreras, por el entresijo
de calles que se había convertido en tu refugio. El cansancio acumulado y las
bajas temperaturas hacían que fuera difícil correr detrás de ti sin perder el
aliento. Salías por una calle, entrabas por otra, te esperábamos en una
esquina, y nos sorprendías por la espalda, haciendo imposible predecir tus
pasos. De nuevo, otra noche perdida, volvimos a casa contentos por
haberte visto, pero frustrados, cansados, no solo habíamos perdido las
ilusiones y las esperanzas, incluso hubo quién se dejó los dientes y las
rodillas en el asfalto por intentar frenar en tu huida.
Las
patrullas diarias que hacíamos para verte y comprobar que seguías bien nos
sirvieron para descubrir tu nueva residencia, una gran finca entre la Carretera
General de La Laguna a Tacoronte y el Camino de Tornero, siempre por
la misma zona. Hicimos guardias por la noche, agazapados en uno o dos coches,
allí en la rendija que había en el vallado de la finca por el lado de Tornero
(desde entonces Calle Big Mum).
La calle Big
Mum pasó a formar parte de la ruta de muchos, nos cogiera o no de camino, era
ir a La Laguna y pasar por allí, aunque supusiera desviarnos unos
kilómetros de nuestra ruta, ¡otra vez estabas localizada!.
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Tu nueva residencia en el Camino del Tornero |
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Nuevo plan.
Tras estudiar las fotos aéreas elaboramos una nueva estrategia; una red de lado
a lado en todo el límite de la finca con la carretera, por el extremo del
camino de Tornero se meterían varios voluntarios, los callejones, que eran
salidas laterales, controlados, otra vez de noche, no estabas. Aprovechábamos
los fines de semana para hacer pequeñas batidas mañaneras por la zona,
buscábamos restos de comida, zonas que frecuentaras para descansar, hablar con
los vecinos, incluso nuestros propios perros fueron participes de tu búsqueda.
¿Sabes la cantidad de gente y medios que se han movilizado a lo largo de estos
7 meses "gordita"?.
Más
llamadas, casi todas las noches una, y cuando decrecía la frecuencia de éstas
se procuraba reactivar a la gente mediante el evento de Facebook.
Era hora de
cambiar de estrategia, estaba claro que no podíamos acercarnos a ti, teníamos
que actuar a distancia, fue entonces cuando surgió la idea de utilizar dardos
con sedante y de manera casi totalmente artesanal hicimos todo un equipo
de dos cerbatanas con sus respectivos dardos. Tras unas clases intensivas y prácticas con el personal de Valle Colino,
unas pequeñas compras en la ferretería y algún que otro invento digno de
copyright, la patrulla BM estaba preparada de nuevo para las noches laguneras.
La droga
tardaría unos minutos en hacer efecto y habría que perseguirte hasta que
cayeras de sueño, así que sería inútil utilizarla de noche en una zona de
huertas porque seguro que volveríamos a perderte, es por ello que mudamos
el campo de trabajo al centro de La Laguna, por donde sabíamos que seguías
pasando. Voluntarios en bicicleta recorrían el centro de la ciudad, sí, las
bicicletas son más ágiles en una persecución, todos con una mano en el móvil
por si eras vista, un coche con una cerbatana siempre apuntando hacia afuera,
una moto también con el “paquete” armado con la otra cerbatana, y así vueltas y
vueltas mientras tú te escurrías. Podemos y nos atrevemos a decir que eres una
de las excepciones que confirman la regla, más bien, uno de los pocos perros a
los que se les ha tirado un dardo y siendo pocas las probabilidades de dar una
costilla y que rebote, nos pasó contigo.

Seguías
durmiendo en la finca así que decidimos esperar a que volvieras a dormir, allí
escondidos dentro de los coches y con la cerbatana apuntando a la rendija,
noches y noches y rodeando la zona, en la calle BIG MUM, una red en el
suelo, esperando así poderte atrapar, un coche en la carretera general, alguien
dando vueltas para avisar de tu llegada y sí, muchas veces te vimos, muchas
veces te zafaste, te movías con tanta rapidez, a pesar de tener las patas
de atrás dañadas por lo que suponemos que fue un golpe con un coche, que todos
los intentos fueron vanos. Aprendimos a mantener la calma cuando recibíamos una
llamada y no salir todos a por ti, más de uno se quedaba "tirado" en
mitad del frío, casualmente siempre era el que conseguía dar contigo minutos
más tarde, por supuesto "desarmado", sin recursos, tan sólo se nos
ocurría grabarte con el móvil para consolarnos y observar tu evolución, de ser
una podenca gordita a estar preocupantemente coja y desnutrida.
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Jaula-Trampa |
Tercera, o
cuarta, o quinta estrategia; una jaula trampa, ya que a las autoridades
locales de La Laguna y a los "amables" vecinos del Tornero les
importaba bien poco tu integridad, tuvimos que optar por no armar
mucho escándalo quedándonos en los coches vigilando
la jaula. Sabíamos dónde seguías durmiendo, tenías que tener hambre, conseguimos
que nos prestaran una jaula, comprábamos la comida más jugosa y olorosa del
mercado y allí la colocábamos, en el interior de la trampa y ésta frente a tu
finca, muchas noches pasabas de largo. Ya tenían nombre todos los gatos de la
zona, que se acercaban curiosos a ver qué es lo que había allí dentro que olía
tan bien.
Las
anécdotas de esas noches fueron muchas, pero sin duda la mejor ocurrió una
noche en la que pasadas las horas dentro de la furgoneta, vigilando la trampa,
con la cerbatana en ristre durante horas, no apareciste. Ya de madrugada
decidimos irnos a descansar, bajamos de la furgoneta, dejamos la cerbatana
sobre la trampa y bajamos la puerta de la misma para recogerla y apareciste al
fondo de la calle, tranquilamente volvías a tu finca a acostarte. Nuestra
reacción fue meternos inmediatamente en la furgoneta y guardar silencio, la
trampa cerrada y la cerbatana sobre ésta, sólo te vimos pasar, otra vez nos
pillaste cuando ya nos habíamos relajado y no teníamos la posibilidad de hacer
nada, sólo verte… pero ahí estabas y seguías bien.
Eras
tan lista "gordita", estirabas tanto el cuello dentro de la jaula que
no había manera que pisaras el mecanismo que cerraba la trampa, todas las
noches acabas con la barriguita llena y marchándote a trote, en el fondo
sabemos que sonreías mientras te despedías contoneando ese culo que tanto
habíamos visto mientras te perseguimos.
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Inventos dignos de copyright |
Una noche,
mientras escuchábamos la final de murgas por la radio, por fin te
pudo el olor, el hambre te empujó hasta la jaula, metiste la cabeza, las patas
delanteras, casi todo el cuerpo. Habíamos atado una cuerda a la puerta de la
jaula, de ahí a la valla y de la valla al volante del coche, por si el
mecanismo fallaba, un simple tirón y se acabaría todo. ¡¡Ilusos que fuimos!!
Ibas entrando poco a poco, desconfiada, estabas dentro, tu cuerpo estaba
completamente dentro...¡¡Zas!! la puerta se cerró, con la mala
suerte de que una de tus patas traseras seguía fuera, inexplicablemente,
gracias a esa pata, conseguiste levantar un poco la puerta, lo justo para
escapar. No había idea que no pisaras, machacaras y te rieras de ella. Nunca
más sirvió la estrategia de la trampa.
Fueron
noches de largas guardias, de horas sin dormir, sin dejar de mirar por la
ventanilla del coche, de salir del trabajo y correr hacia La Laguna para
intentarlo de nuevo. El trabajar en equipo y estar en constante
comunicación, era lo que nos daba fuerza para seguir buscándote. No siempre
podíamos estar todos pendientes de ti, pero quién estaba ahí arriba, en la
puerta de tu finca, sabía que contaba con el ánimo y el apoyo de todos los
demás. Así se hacía todo mucho más ameno. Conseguimos crear nuestro
propio vocabulario, a tu nuevo nombre BM había que sumarle un sinfín de
sinónimos que usábamos para referirnos cariñosamente a ti cada vez que nos la
jugabas (zorra, hp, entrenadora física personal...), también la calle que a la
que diste nombre (antes conocido como Camino del Tornero), el Camino de las Gavias
paso a ser conocido como "la calle del tortazo", la rotonda GC (de la
guardia civil) o de la “menetérica”, patrulla BM, el vecino cabrón, conocimos
cada una de las calles de San Benito, y algunas fueron puntos clave como
la calle Alberto Einstein, Juana La Blanca, Marqués de Celada, Calle Amanecer,
la "calle de la farmacia", etc. También nos dimos cuenta de que nos
tenías pinchado el móvil, porque cada vez que alguno decía "chicos, me
voy" pasaban uno o dos minutos y aparecías, como si lo hubieras leído...
Y pasaron
los días, las semanas y la intensidad de los primeros meses dejó paso a la
alerta ante cualquier posible llamada, la verdad es que no fue una bajada de
guardia, se trataba de que no sintieras el peligro y la presión de estar
continuamente vigilada, eso es lo que te hacía huir, porque sabías cuándo te
estaban mirando. De hecho si te veíamos teníamos que simular que hablábamos por
teléfono y mirar para otro lado para que no salieras corriendo. De este modo, si
no había ninguna llamada que movilizara inmediatamente a algún voluntario,
organizábamos al menos una batida semanal, un “¿Quién se apunta?” en el grupo
de WhatsApp era suficiente para que varios de nosotros se pusieran de acuerdo y
quedáramos para empezar a dar vueltas una vez anocheciera.
Esas semanas supimos y, pudimos comprobar, que
comías de las bolsas de basura que por las noches se dejan en el suelo en el
centro de La Laguna, también en la calle Juana la Blanca siempre había dos
tupper, uno con pienso y otro con agua, eran sólo para ti, seguías viva, no
estabas demasiado delgada, estabas bien.
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BIG MUM rebuscando en la basura en la C/ San Juan. |
Como todo puede empeorar, una de las únicas
obras activas en la isla se desarrollaba en tu calle, es una vía larga y en
noviembre aún estaba lejos, pero poco a poco se fue acercando hasta que llegó a
la puerta de tu finca, seguramente eso te echó de allí, ya nunca más supimos a
ciencia cierta dónde te quedabas.
Un buen día nos enteramos que una señora daba
de comer a una podenca que se acercaba a su casa para comerse la comida que
dejaba a unos gatos en el jardín de delante de su ventana, era tu zona, la
rotonda de San Benito, junto a la antigua estación de guaguas. Supimos que le
daba un trozo de carne y la perra se iba a comerla al centro de la rotonda. Al
principio nos costó creerlo, pero ya habías ido cogiendo confianza gracias a
que te dejamos tu espacio.
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Por fuera de Ca´Concha |
La noticia fue, sin duda, un nuevo chute de
adrenalina, ¿Era esta la buena?. Era la oportunidad de meter un sedante en la
carne que te daban, era el enésimo plan, sin embargo y aunque los resultados
podían ser iguales que en todas las estrategias anteriores, las ganas y
las esperanzas de que no fuera así las teníamos. Elke
nos dio una dosis de sedante en pasta, la que le quedaba, por lo que sólo teníamos
una única oportunidad.
Parecía que lo intuíamos, que te veíamos más
cerca, y arrancando Julio empapelamos de
nuevo La Laguna con tu foto, queríamos que no pasara otro mes más, que empezara
el calor y tu estuvieras por ahí pasando sed. Se reactivó el evento de Facebook,
comenzaron a recibirse de nuevo llamadas, mensajes, muchos seguro se referían a
ti, otros te confundían con perros que vagan al sur de la isla…
De nuevo la gente de Animal Help nos echaba
una mano con la vigilancia, muchas noches sonaba el teléfono con un mensaje que
decía que te veían por la rotonda, que te metías en el polígono, que habías ido
a comer, hasta que llegó el día.
Dos coches vigilando a cada lado del callejón del
polígono Padre Anchieta donde Concha te daba tu trozo de carne. A eso de las 10
te vimos allí, donde solías ir a comer, pero te espantaron, te metiste por las
callejas del polígono y desapareciste. Sobre las 10:30 de la noche supimos que
te han visto por la zona de Las Gavias, ¿volverías a comer? pasaron las horas y
más allá de las 12 de la noche del día 3 levantamos el dispositivo, ese no era
el día.
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Concha nos abrió las puertas de su casa
además de ser la clave para recuperar a BIG MUM |
Sobre la 1 de la mañana , Jonay había recibido
una llamada de Concha: “La perra está aquí, le voy a dar la carne con la
droga”, y así lo hizo. A esa misma hora salió junto a Magdalena, acompañados
por Antonio, de Animal Help, dando comienzo la que sería la persecución más
importante de todas. El sedante había empezado a hacer efecto, pero todavía
tenías fuerzas para correr y esconderte entre las calles de la zona. Pero ya
estabas demasiado cansada, y tras varios intentos de Antonio por abordarte,
sucedió lo imposible...
A la 01:30 de la mañana del 4 de julio, el
teléfono volvió a sonar como lo había estado haciendo durante los últimos 7
meses, aunque esta vez por fin, fue diferente: "Cande, han cogido a la
perra, la tenemos". Era Carolina, tenía la voz temblorosa, aun embargada
por los nervios y sin pensarlo ni un momento saltamos de la cama para ir
corriendo a comprobar que era cierto, que no se trataba de una confusión, ni de
otro intento fallido.
Allí estabas, en su casa y para nuestro
asombro, habías vuelto a ser la “gordita” adorable de siempre, nuestra
princesa.
Y esta es tu aventura Big, pero también
la nuestra y la de todos los que han estado pendientes de ti. Seguro que nos
hemos dejado atrás miles de anécdotas y momentos, también a muchas personas que
colaboraron en alguna medida para hacer posible lo que por fin, después de
tanto tiempo, se ha conseguido: que estés de nuevo entre nosotros.
Tu historia no es solo la de una podenquita
perdida que sobrevivió durante 7 meses en la calle y consiguió volver a casa, es
mucho más grande que eso Big, es la historia de un grupo de gente que se dejó
la piel para que un animal, una perra de caSa, volviera a encontrarse segura y rodeada de gente que la
quiere, un grupo de voluntarios que se enfrentó a las inclemencias del tiempo
en muchas ocasiones y a la estupidez humana en muchas otras. Pero
sobretodo, un grupo de personas que demostró que no existen los imposibles, que
siempre se aprende de los errores, y que cuando se ama aquello por lo que se
lucha, no existen las excusas. Por todo eso gordita, además de darte la
bienvenida de nuevo, te damos las gracias:
Gracias por todo lo que nos has enseñado estos
meses, gracias por hacernos entender que aunque cometamos errores y abandonemos
nuestros sueños, nunca es tarde para empezar de nuevo, gracias por recordarnos
que aunque vivimos en una sociedad muchas veces egoísta, siguen existiendo
personas que sacan tiempo de donde no hay para ayudar a los demás, gracias por
las personas a las que hemos conocido y con las que hemos tenido oportunidad de
compartir tantas cosas, gracias por no desparecer, por no dejarte vencer en los
momentos de flaqueza, gracias porque aunque no sabías de qué forma, tú también
querías estar con nosotros.
Gracias por demostrarnos que es cierto que
"lo imposible solo tarda un poco más"… Bienvenido Julio, bienvenida
Big Mum.
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Desde el principio confiamos en que volverías, ¡¡Gracias!!. |
En la mente de este grupo de locos, tontos y aburridos quedarán grabadas
muchísimas anécdotas y tampoco podremos olvidar el apoyo recibido por medio de
un evento de Facebook, en el que pudimos leer miles de mensajes:
“No
será, que no sale de esos sitios por que le da olor a Tota?”. 28 de
noviembre de 2012.
“Necesitamos
a Lobatón”. 18 de diciembre de 2012.
“¿Y
no le dejan comida? ¿No se puede poner algo que la duerma? Que pena. ¿Es
tan miedosa q no deja q se acerque nadie?. 23 de enero de 2013.
“Hola,
yo llame la semana pasada, para decir que la vi por una zona, y cuando me
llamaron para pedirme ubicación, no se mostraron muy interesados en
desplazarse para ir a buscarla y descartar si es ella o no. La verdad que
no se si este evento es verdad o se lo están inventando. Si es verdad
espero que se pongan en serio a buscarla y se dejen de escribir tonterías.
Lo importante es la acción, no la intención”. 28 de enero de 2013.
"Si
pudiese tendría coche fijo allí turnándose..es lógica pura...". 28 de
enero de 2013.
“¡¡¡¿¿¿Qué
vida tan asquerosamente rápida llevamos q somos incapaces de parar dos
minutos y recoger a un animal perdido o sufriendo???!!! De corazón espero
que aparezca pronto, ¡¡ánimos!!. 26 de junio de 2013.
“Nadie
tiene un "lazo" de esos que utilizan los bomberos?”. 27 de
noviembre de 2012.
“¡¡¡No
entiendo!!! ¿¿si la han visto y saben dónde está como es q no está en casa
ya?? ¡¡¡Pobre Big Mum!!". 28 de junio de 2013.
“¡¡¡no
entiendo nada!!! ¿si saben dónde está por qué no la recogen?". 3 de julio
de 2013.
“¡¡¡Creo
que no se puede hacer más ni explicarlo mejor!!! Big Mum.....ya te vale
"gordita"......chiquito máster les estás haciendo hacer a más de
uno". 27 de enero de 2013.
“Eres
el deseo más pedido para 2013, no sabemos cómo, ni sabemos cuando...pero
llegara el momento...”. 1 de enero de 2013.