JARA ¡adoptada!
"JARA". Amadrinada por Nieves Álvarez, por Soledad Bureo Postigo y por Cheryl Douglas.
JARA llegó a APANOT procedente de la zona de Arenas Negras el 18 de diciembre de 2011 junto con su ¿hermana/ madre? Jana, ambas muy asustadas. Pasados esos primeros días, descubrimos que eran unas perritas que adoraban estar con los voluntarios, que disfrutaban paseando sueltas y eran tan obedientes que volvían solitas, que no se alejaban demasiado… bueno, más bien, siempre estaban muy cerca de los voluntarios de modo que estaban atentas para recibir las primeras caricias en cuanto éstos se sentaran a descansar un rato.
Eran las dos unas perritas tan dóciles y buenas que encajaban en cualquier jaulón en el que no se les molestara demasiado… sin embargo JARA se mostraba algo más miedosa, y eso en un refugio es muy peligroso para la propia integridad.
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JARA disfrutando de su hogar |
Así que, llegó un momento en el que JARA lo estaba pasando muy mal y únicamente se encontraba relajada en el ratito dominguero del paseo, y cuando estaba pegada como una lapa a Jana que, mucho más segura de sí, le daba protección. Por ello, se decidió que debía irse de acogida de forma inmediata y, claro, hubiera sido un crimen dejar en el refugio a uno de los miembros de éste binomio.
En febrero de este año, Jana se fue de acogida a Tacoronte, donde sigue, y JARA se iba a La Laguna, pero como la familia que la iba a acoger tenía a otra apanotera, se fue temporalmente a San Vicente, en Los Realejos, con una voluntaria, comenzó a llamarse Vicentita.
Unas semanas después JARA pudo irse con su familia de acogida definitiva a La Laguna, y como su hermanita peluda temporal también se llama Jara, pues se reforzó el nuevo nombre; Vicentita.
Vicentita resultó una peluda que aborrecía ir al parque de perros, lo pasaba fatal, no le gustaba demasiado pasear por la calle ya que los ruidos fuertes la asustaban, sin embargo en casa, cuando se relajaba, era un amor; dulce, cariñosa y obediente… bueno, con un pequeño defecto… se convirtió en una ladrona de peluches.
A finales de noviembre, Celia, que ya había adoptado a una podenquita apanotera, se puso en contacto con la casa de acogida de JARA- Vicentita, quería adoptar a un/a podenco/a, pero era requisito que no le rompiera el equilibrio existente entre sus tres peludos, donde Menta (la podenquita familiar) ejercía su autoridad como una “doña” entradita en años y con pocas ganas de que le molesten los jovenzuelos. JARA era la perrita ideal.
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JARA- Vicentita, con su mami Celia y sus hermanitos peludos; junto a ella Menta (adoptada de APANOT), al otro lado de Celia está Molly (adoptada de Valle Colino) y en el suelo Corso. |
Así que el último día de noviembre JARA fue llevada al sur de la Isla, a San Miguel, para probar cómo era acogida en casa de Celia. Tras unos primeros instantes que bastaron para que cada uno supiera cual era su sitio; que allí la que mandaba era Menta y que mientras que no le incordiaran todo podía ir sobre ruedas, que Molly (adoptada de Valle Colino) era una peludita cariñosa y juguetona y que Corso era un ancianito sin ganas de jaleos y que únicamente hacía unos “ruidos raros”, JARA comenzó a encontrarse más a gusto y relajada, tenía una huertita para pasarse horas cazando lagartos y ladrándole a los gatos (cosa que le enseñó Molly), disfrutaba de siestas de sillón y era adorada y mimada por Celia y su familia de dos patas, ¡justo lo que ella necesitaba!, ¡para qué más!, todo al alcance de veinte zancadas, sin necesidad de salir más allá de la puerta donde, para ella, todo son peligros.
Pues este fin de semana ya se ha hecho oficial; dos años, once meses y casi dos semanas después de llegar a APANOT, JARA (ahora, y la para siempre, Vicentita), ha sido adoptada.
Vicentita, ¡ya eres definitivamente feliz!, disfruta de la vida que se te ha ofrecido.