Hasta luego ROLF
No era un perrito conocido.
Por un lado, siempre estaba en el patio de Karmen o dentro de la casa porque sus patitas traseras nunca han estado bien.
Era un poco gruñón como buen abuelete, pero y quién no lo sería con dolores constantes e imposibilidad de moverse tal y como uno quisiera…
Una vez pedimos ayuda, pero nadie pudo darle la familia ni los cuidados que necesitaba.
La mala vida, edad y muchas consecuencias físicas y de salud hicieron que el final de ROLF se acelerara y, aunque su mente quería seguir adelante, su cuerpo no lo permitió más.
Se fue, sin que nadie de fuera lo supiera, pero los de dentro de la casa, tanto compañeros como Nils y Karmen, su única familia, le abrazaron hasta el final.
Ánimo grandullón, ahora tu cama es una suave y dulce nube que te hará volar sin importar tu movilidad.