LLegó tan pequeño y frágil junto a sus hermanos Athos y Aramis en una caja en verano de 2011, sin saber si sobreviviría.
Su corazón era fuerte, pero sus ganas de luchar y de vivir, lo fueron mucho más, llegando a convertirse en el podenco más grande del refugio. Noble, tímido y juguetón, fue creciendo en un jaulón, siendo para muchos, un "simple" podenco más.
Aunque siempre has sido un poco independiente, sólo hacía falta darte un momento de paz y tranquilidad, sentarse y disfrutar de ti en silencio, para que poco a poco fuéramos descubriendo lo maravilloso que hay en ti.
A tan sólo unos días de que salgas de ese jalón para siempre, no nos queda más que desearte un buen viaje y que disfrutes, tanto de tu familia humana, como perruna, con la misma sonrisa con la que te recordaremos siempre.
En una "caja" llegaste y en otra (¡¡un poco más grande!!) será la que te lleve a la felicidad...porque ahora Porthos, toca ¡¡SER FELIZ!!