El único hermanito negro de la camada, el diferente, un peluchito...
Con a penas dos mesecitos, él y sus hermanos llegaron a Apanot alborotando la paz y tranquilidad de los abueletes. En su parque, sólo eras capaz de ver muchas bolitas revoloteando, lloriqueando y peleando por acabar en tus brazos.
Hoy, IGOR tendrá una camita calentita en un hogar, su hogar definitivo, pero sobre todo tendrá el cariño y la tranquilidad de crecer junto a su familia para siempre. Se feliz chiquitín, sabíamos que esto sería pasajero...