Hasta luego BELHA
Ninguna palabra, dedicatoria o despedida estaría acorde con
lo que, para algunos es un “simple perro” y para nosotros es parte de nuestra
historia.
No la conocerías por lo cariñosa que era, ni por ser la más
guapa, sociable y atenta.
Era fría, distante, esquiva y se relacionaba con quién
estaba a su la altura de merecer su tiempo.
La guardiana, la madre apanotera, la loba de los montes de
Icod, la más lista por llevarse chuches de todos y acabar saciada al final del
día.
Se llamaba Belha.
¿Su historia?
Unos extranjeros la encontraron en Buenavista, hace ya más
de 10 años. Nunca quiso estar dentro de una jaula, siempre se escapaba.
Vivía
libre, feliz, dormía en el sillón de fuera, comía aparte, recibía premios de
aquí y de allá, todos los vecinos la conocían, nadie pisaba un pie en APANOT
sin su aprobación.
Eras tan especial como misteriosa.
Tan chula siempre que desafiabas a los coches sin quitarte del
camino, jamás te dejaba aparcar a la primera...
Perseguía a todos los visitantes para ver qué cosas ricas
traían, pero que nadie se le ocurriera tocarte…
Por las tardes ibas a la zona felina a recibir tus
golosinas.
Los domingos bajabas a la hora exacta del almuerzo de los
voluntarios para recibir tu dosis.
¿Y ahora quién nos va a guiar y cuidar como lo hacías tú?
Hace ya muchos años que dejamos de buscarte hogar, porque
nosotros éramos tu familia, lo dejaste claro.
Por desgracia los perros duran menos que nosotros y se van
dejando un vacío enorme.
Hasta luego BELHA, otra estrella apanotera.
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