OTO...¡¡adoptado!!

"OTO". Apadrinado por Elsa Hernández, Natalia Torres Gil, Carlos González y Virginia Lorenzo.

OTO, nuestro querido abuelete de la voz ronca, ese que siempre nos esperaba moviendo su rabito y, en cuanto abríamos la puerta, iba corriendo a su colchón para recibir sus mimos de buenos días y esperar pacientemente a que sacaramos a todos sus compañeros.

Nuestro precioso OTO, quien conseguía engañar a todos nuestros visitantes haciéndoles creer que era una abuelete con poca movilidad para después aprovechar cualquier oportunidad para irse de picos pardos o robar bocatas de las estanterías.

Nuestro perfecto OTO, ese que un día fue utilizado por algún cazador, de esos a los que se les llena la boca diciendo lo mucho que cuidan a sus perros y después los abandonan como si fueran basura.

Llegó a nosotros en el año 2013, con nueve años a sus espaldas y unas condiciones lamentables, y en nosotros encontró a su familia.

Son muchas las publicaciones, muchas las oportunidades y muchos los intentos que hicimos de encontrar un hogar para OTO; siempre sin respuesta. Estaba claro que el destino de OTO estaba ligado a Apanot.

En noviembre OTO nos daba un susto, era domingo y los paseos transcurrían como cada semana, pero algo no estaba bien en OTO, nuestro abuelete se apagaba, no se movía y no quería comer.

Entonces lo tuvimos claro: OTO no podía seguir allí y nuestro abuelete se fue al lugar en el que mejor podía estar, donde vigilaron cada uno de sus movimientos y supervisaron su estado de salud cada segundo.
Aunque todo empezó como una acogida, se veía venir que esta historia no podía acabar así...

OTO llegó a casa de nuestros voluntarios para demostrar que era el perro perfecto que todos nos imaginábamos, se ha convertido en un perfecto auxiliar de veterinaria, le encanta vigilar a los gatitos y ver como juegan sus hermanas peludas.

Y hoy por fin podemos decir que OTO ha encontrado el hogar que se merecía, un hogar en el que sabemos que pasará el resto de sus días recibiendo calor y cariño.

No encontró antes un hogar, pero llegó a la mejor familia que podría imaginar.

¡¡Que seas inmensamente feliz, querido OTO!!

OTO por fin disfrutó de una Navidades en familia.





Y duerme en un sillón calentito y mullido como él se merece.

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